Cristóbal Sandoval y Camilo Garber – CIPER
“En su campaña Parisi insistió en un conjunto de medidas que viene proponiendo desde hace años: ayudas económicas directas, reducción de trámites y del tamaño del Estado, a las que, atento al escenario político, agregó propuestas de control más estricto de la migración irregular y un combate al narcotráfico. Aunque estas fórmulas no conforman un programa ideológicamente coherente, sí producen un marco donde la política aparece como problema y la gestión técnica como solución eficaz. En consecuencia, el tecnopopulismo neoliberal de Parisi no promete transformar las bases del modelo económico, sino hacerlo funcionar de manera eficiente, defendiendo el libre mercado de los intereses partidarios y de amiguismos que, según él, han bloqueado el desarrollo.
En este esquema, su condición de outsider juega a su favor. El Partido de la Gente (PDG) opera principalmente como una plataforma digital, capaz de coordinar campañas y movilizar apoyos sin la estructura territorial de los partidos tradicionales. Ese formato ha demostrado eficacia: en esta elección el PDG logró reunir cerca de un millón y medio de votos más que en el 2021 y proyectar una nueva constelación de liderazgos, entre ellos figuras vinculadas a la televisión como Pamela Jiles o Cristián Contreras, popularmente conocido como Dr. File. Pero esa misma diversidad expone sus límites. El PDG sigue siendo una organización frágil, con tensiones internas, liderazgos poco articulados y una institucionalidad todavía incipiente. Su desafío será demostrar si puede consolidarse más allá del impulso personalista que hasta ahora lo ha sostenido.
El buen desempeño de Parisi también tiene que ver con un estilo afectivo que conecta con sectores a los que la política tradicional suele mirar desde lejos. Su forma de comunicarse y presentarse recurre a lo que algunos académicos llaman “apelación a lo bajo”, es decir, gestos, símbolos y códigos propios de la vida cotidiana popular que buscan marcar distancia con las élites políticas y económicas. Esto se vio con claridad en el cierre de campaña en regiones: autos “tuneados”, camisetas de equipos de fútbol de regiones, la célebre frase de “tunear a la vieja” y una puesta en escena que rompe con la estética pulida que suelen usar los candidatos tradicionales. Lejos de lo anecdótico, estos gestos reforzaron su imagen de outsider de la política tradicional y permitieron hablarle directamente a personas que sienten que la política profesional no entiende su realidad. De ese modo, su estilo no sólo comunica un mensaje de soluciones “sencillas”, sino que ayuda a explicar por qué logró captar un malestar que hoy atraviesa amplios sectores del país.
Ahora bien, cómo van a comportarse los votantes de Franco Parisi en la segunda vuelta presidencial es la pregunta que todos los analistas buscan responder. Sin duda, gran parte de ese electorado resuena con las medidas de seguridad y contra la migración, las que han sido representadas por la derecha. No obstante, el apoyo a Parisi da cuenta de un voto vinculado a una sensación de abandono por parte de las elites políticas y económicas, particularmente de las regiones del país, pero también sectores populares y personas con un bajo interés a la política que buscan mejorar sus condiciones de vida, pero no se sienten identificados con los partidos tradicionales de izquierda y de derecha. Este es el electorado que estará en mayor disputa para la segunda vuelta presidencial entre Jeannette Jara y José Antonio Kast”.
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