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Departamentos de un dormitorio y un baño: los favoritos de solteros y pololos sin hijos


Medio:

‘La composición de los hogares en la sociedad actual marca la necesidad de departamentos. Hace 10 años en Chile se tenía el primer hijo a los 25; hoy es a los 34 o 35 años’, afirma el ingeniero comercial y consultor José Miguel Ventura.
El informe trimestral de viviendas de Mercado Libre, elaborado por la compañía con cifras de su sitio Portalinmobiliario.com, estableció que entre enero y marzo los departamentos de un dormitorio y un baño son los que más aumentaron sus precios de venta en la Región Metropolitana, alcanzando el 7,8% de alza en comparación con el primer trimestre del año anterior.

Esta tasa de crecimiento casi duplica a la de otras composiciones, como 3 dormitorios y 2 baños (4,4%). Carlos Orrego, consultor inmobiliario de Transsa, empresa de servicios de tasaciones inmobiliarias y consultorías, explica que la demanda para comprar departamentos de un dormitorio y un baño es mucho más alta debido a que las viviendas de mayor superficie tienen un precio más elevado. ‘Muchos inversionistas adquieren departamentos de un dormitorio y un baño para renta.

¿La razón? Mientras más pequeños, más baratos son. Por ejemplo, en promedio, en Santiago Centro es posible encontrar viviendas de un dormitorio hasta las 2.000 UF; de dos dormitorios desde las 2.500 UF; y de 3 habitaciones superan las 3.000 UF.

Las primeras generan rentas mucho mayores que las de mayor metraje, ya que si una persona dispone de 3.000 UF para comprar un departamento que busca arrendar, le resulta más rentable comprar dos propiedades de 1.500 UF que una de 3.000 UF con más metros cuadrados.

Porque al existir más demanda, se puede cobrar más caro por el arriendo’ de los pequeños, dice. Agrega que la fuerte demanda por este tipo de departamentos hizo crecer los precios, ‘ya que siempre estos suben donde hay más demanda para comprar’.

Otro formato de familia

¿A qué se debe tanta necesidad de este tipo de vivienda? Según José Miguel Ventura, socio de la consultora La Vulca Marketing, actualmente las familias están postergando la paternidad; por lo tanto no necesitan tener más espacio. ‘La composición de los hogares en la sociedad actual marca la necesidad de departamentos. Hace 10 años en Chile se tenía el primer hijo a los 25; hoy es a los 34 o 35 años.

Además, se profesionalizó la mujer; por este motivo hay más mujeres que hombres estudiantes’, dice. Para Daisy Margarit, doctora en sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigadora del Instituto de Estudios Avanzados de la U. de Santiago, ‘si en algún momento el modelo de familia estaba compuesto por cuatro integrantes, hoy es individual o en pareja’.

De acuerdo con la investigadora, el formato de un departamento y un baño refleja el modelo individual de habitar la vivienda, en el cual el residente busca satisfacer sus necesidades y no construir un proyecto como puede ser una familia o desarrollar una vida comunitaria.

‘Existe un cambio en los patrones de convivencia. Pero este fenómeno responde no solamente a un factor demográfico, también tiene que ver con el mercado inmobiliario, especialmente, en las zonas céntricas de Santiago, que intentan atraer a grupos de profesionales más jóvenes que tienen un buen poder adquisitivo.

La idea de la casa propia para la familia tiene otras caras: una de ellas es la vivienda para una persona o una pareja’, opina María Luisa Méndez, doctora en sociología, directora de la Escuela de Sociología de la U. Diego Portales e investigadora del Centro de Estudios del Conflicto y la Cohesión Social. Para Ventura, es importante considerar que también se postergó la vida en pareja.

‘Muchos universitarios salen de sus casas porque quieren vivir solos, no porque se casarán, y también se producen más separaciones’, dice, por lo que hay personas de 40 o más años que buscan formatos de departamentos pequeños.

‘En cuanto al espacio, actualmente la ciudad está más distribuida. Comunas como Maipú, Colina o Melipilla, que fueron pensadas para ser ciudades satélites, hoy están totalmente pegadas a la metrópoli por la falta de espacio. Hay más gente concentrada en los polos urbanos y viviendo en unidades más pequeñas, mientras que los que siguen teniendo formatos más tradicionales de familia deben salir de la ciudad’, estima el consultor e ingeniero comercial.

A su juicio, un buen ejemplo es Providencia, donde las viviendas cercanas al eje de Av. Providencia, Nueva Providencia, Pedro de Valdivia o Manuel Montt son pequeñas, en su mayoría. Sin embargo, todas las ubicadas al sur de Eliodoro Yáñez, cerca de la Plaza Las Lilas, por Bilbao o por Valenzuela Castillo, son más grandes.

‘El polo urbano-trabajo marca una densificación de viviendas más chicas porque quienes las demandan buscan estar cerca de su fuente laboral. Aquellos que tienen familias más tradicionales se alejan de los ejes centrales, lo que no necesariamente significa que se vayan a vivir a Colina’, detalla Ventura.

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