ICSO UDP

Apuesta doble


Medio:

A diez días de que venza el plazo para inscribir las candidaturas presidenciales y parlamentarias para la contienda de noviembre, hay una disputa en la derecha respecto a cuál de las dos es más importante para el sector. Porque de poco sirve ganar la elección presidencial si se es minoría en el Congreso, la coalición de Chile Vamos debiera considerar seriamente la posibilidad de negociar una lista parlamentaria única con el Partido Republicanos de José Antonio Kast.

Ahora que los tres principales partidos de derecha —UDI, RN y Evópoli— no podrán tener a uno de sus militantes en la papeleta presidencial, muchos están comenzando a pensar que, para el largo plazo, resulta mejor optimizar el resultado de la elección parlamentaria que preocuparse de una elección presidencial donde, en el mejor de los casos, el ganador sería Sebastián Sichel, un candidato cuyo mensaje busca presentar su condición de independiente como una fortaleza y un activo electoral. El mejor camino para optimizar la representación de la derecha en el Congreso es a través de un acuerdo electoral con Republicanos, el partido de derecha conservadora y más tradicional que fundó el aspirante presidencial José Antonio Kast.

Como bien aprendió la Concertación durante los primeros 24 años de este periodo democrático, tener a partidos alternativos compitiendo por votos siempre implica costos electorales. Entre 1989 y 2005, si la Concertación hubiera alcanzado un acuerdo de omisión con el Partido Comunista, la coalición centroizquierdista hubiera ganado varios escaños más en el Senado y en la Cámara de Diputados. Al no ser capaces de unirse bajo un mismo pacto electoral, la izquierda perdió escaños y, por lo tanto, influencia.

Es verdad que el país ahora tiene un sistema electoral más proporcional, pero la división de fuerzas de un sector también implica distorsiones que dañarán la optimización de escaños a partir de los votos que obtenga la derecha. De ahí que hay algunas voces que cuidadosamente están sugiriendo que Chile Vamos debiera buscar un acuerdo electoral con Republicanos. La férrea oposición del candidato presidencial se explica porque Sichel cree que logrará una votación superior a la que consiga Kast en la primera vuelta, por lo que los votantes de Republicanos igual le darán su apoyo en la segunda vuelta para evitar una victoria de la izquierda. Como a Sichel hoy le preocupa más la segunda vuelta que la primera, es comprensible que se oponga a un pacto con Republicanos. Si las encuestas comenzaran a mostrar que Kast es competitivo en primera vuelta, entonces Sichel probablemente querría que Chile Vamos le entregue suficientes cupos en su lista parlamentaria a Republicanos a cambio de bajar a Kast. Pero como eso probablemente no ocurra antes del 23 de agosto, Sichel seguirá activamente opuesto a un pacto electoral entre Chile Vamos y Republicanos. Para Sichel, comprensiblemente, la elección presidencial es más importante que la parlamentaria.

Pero parte de la derecha todavía no logra superar el trauma de haber ganado las elecciones presidenciales de 2017 de forma cómoda y no haber podido avanzar la ambiciosa agenda legislativa con la que llegó Piñera al poder. Precisamente porque Chile Vamos ha sido minoría en el Congreso, el oficialismo terminó gobernando con un programa que era más parecido a lo que prometió Alejandro Guillier en 2017 que a lo que se comprometió a hacer Sebastián Piñera.

Además, para muchos en la derecha, Sichel es simplemente la opción que creen tiene más posibilidades de evitar una victoria del candidato del Frente Amplio o incluso de la aspirante DC Yasna Provoste —la favorita para ser la candidata de Unidad Constituyente, la vieja Concertación. Aunque Provoste es DC, sus posturas se ubican más cerca de las del FA que de las que en su momento tuvo Patricio Aylwin o Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Por eso, como no lo sienten como uno de sus filas, muchos en la derecha parecen más interesados en fortalecer las posiciones del sector en el Congreso.


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